PANTHER'S CLAW, THE (1942)

Dirigida por:
William Beaudine
Protagonizada por:
Sidney Blackmer
Rick Vallin
Byron Foulger
Herbert Rawlinson
Lynn Starr
Estudios: Motion Picture Associates (Prod.) PRC (Distr.)
País: EE.UU.
Estreno: 17 de Abril de 1942
Duración: 70'
Series: Thatcher Colt (filmografía)
Género: Suspenso

Reseña crítica:  Es curioso como la declaración políticamente correcta del inicio del film ("Esta película está dedicada al departamento de Policía de New York con sus cientos de leales y valerosos efectivos por su meritorio servicio a la comunidad") sería hoy en día, políticamente incorrecta. Y son dos policías de esta fuerza que aparecen en los primeros fotogramas, sorprendiendo al distinguido peluquero Everett P. Digberry (Byron Foulger) saltando el muro del cementerio en actitud al menos sospechosa. Inquirido por la autoridad, afirma haberse haberlo hecho siguiendo las instrucciones de una carta firmada por una tal "Pantera Negra" que nada tiene que ver con ninguna asociación ilícita de extremistas de color. En la nota, un chantajista le recomendaba por su propio bien, dejar un sobre con mil dólares sobre determinada lápida. Ante relato tan irrisorio, los policías lo llevan a la seccional y, en la consiguiente audiencia con el comisionado Thatcher Colt (Sidney Blackmer, décadas antes de su adorador satánico en ROSEMARY'S BABY), se encuentra con seis víctimas más del mismo chantaje, de las cuales el sumiso Digberry fue el único que abonó la suma solicitada. Una de las víctimas es la prima donna del bel canto, Nina Politza (Gerta Rozan), que es asediada por el irascible tenor Enrico Lombardi (Thornton Edwards, con acento italiano y todo). Luego que el pobre Digberry sea testigo - y participe - de una desopilante pelea entre ambos, la madura cantante será asesinada y el principal sospechoso, a través de incontables evidencias circunstanciales, será él... pero ¿será posible que un tipo tan retraído, dócil e incapaz de devolver una agresión sea artífice de un asesinato? Un segundo asesinato complica más al sospechoso, a lo que se suma el fiscal de distrito (el veterano del cine pecámbrico Herbert Rawlinson), que necesita un culpable a la brevedad debido a las típicas e inminentes elecciones. En una cumbre del género, se da este inconcebible diálogo:  
  Fiscal: ¡Oh, vamos, dejemos de desperdiciar tiempo, insisto en que ponga a este hombre bajo arresto a la brevedad!  
  Digberry: ¿Bajo arresto?  
  Fiscal: ¡Sí!  
  Digberry: ¡Oh, no puede hacer eso! Mi esposa e hijas están volviendo de vacaciones mañana por la mañana, debo ir a esperarlas a la estación.  
  Siendo su esposa, así como sus cinco hijas, hembras rollizas y fortachonas, eso explica la angustia de este buen hombre. Aunque no la parquedad cinematográfica del realizador William Beaudine. Apodado "una toma", debido a films como estos, también debería tener como alias el de "tres escenarios" por haber despachado todo el asunto en el edificio de Digberry, en la tienda de pelucas de la segunda víctima aludida (Frank Darien) y en el despacho de Colt. Las simpáticas ocurrencias de Billy Mitchell como un curioso ascensorista y dos o tres pinceladas de algunos secundones de cara conocida y nombre ignoto, serán complemento para que la estrella del film, que no es Colt sino el omnipresente Digberry, pueda estar a sus anchas, con pasos de comedia, gesticulación y refrescantes réplicas. Acorde al raquitismo presupuestario del estudio patrocinante (la entrañable PRC), es todo un síntoma que la "garra de la pantera" del título original termine siendo una patita del gato de Digberry. [Cinefania.com]
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